¿Nunca les ha pasado que cuando visitan un lugar, se les viene a la memoria que podrían estar en otro lugar parecido? Pues eso mismo me pasa a mí con Teno Alto…









Un lugar donde pasear estos días, con los pastos y barrancos verdes, sus edificaciones de piedra, sus muros a ambos lados del camino y sus bancales, te hace recordar a paisajes parecidos a Irlanda. Todo ello forma unas «llanuras peinadas por el viento» que nos proporcionan un paisaje realmente espectacular.
Y es que no me cansaré de visitar Teno Alto, quizá por el lugar, quizá por sus caseríos, o no se muy bien porqué, pero desde luego, vayas cuando vayas, es un lugar que trasmite una magia increíble. Para mi, es uno de los sitios mas autóctonos que quedan en la isla, y por consiguiente, cada ruta se disfruta enormemente.











Muchas son las posibilidades de caminar que hay en la zona, pero sin duda, las mas espectaculares son las que te llevan a asomarte hasta el mismísimo borde de los Acantilados de Los Gigantes. Miradores naturales que nos proporcionan vistas de vértigo, lugares donde la geología parece que se hubiera tomado el placer de poder formar un capricho, en forma de acantilados.









Y es que el caserío de Teno Alto, es un reducto de las costumbres rurales de la isla, donde mora el silencio y la esencia de un pueblo que se adaptó al aislamiento hasta no hace muchas décadas. Además, es un lugar donde pervive un rico legado etnográfico, como sus hornos de tejas o sus eras.
En esta ruta nos vamos a acercar hasta el mismo borde de los Acantilados de Los Gigantes, donde solo nos separa el mar y al fondo una vistosa Isla de La Gomera siempre vigilante. Lo que más sorprende de caminar por estos lugares es su silencio, sólo roto por el viento que a lo largo de muchos miles de años ha ido modelando el terreno a su gusto.










Pero no solo el viento ha modelado este paisaje, el hombre, en su afán de tener tierras de cultivo ha realizado todo lo posible para adaptar el terreno a sus necesidades, y hoy en día, testigo del paso del tiempo son sus bancales de piedras para hacer tierras de cultivo que llegan al mismísimo borde del acantilado. Una enorme infraestructura abandonada con el tiempo pero que hoy todavía visiblemente perdura en el tiempo.
Pero es que además en esta ruta vamos a poder conocer la cabecera de muchos barrancos, como Los Poleos, La Calabacera, La Jábiga o Tierra Verde. Profundos cortes donde solamente asomarse, da vértigo… todo ello mezclado con vistas desde lo más alto hasta Punta Teno, con su inconfundible faro. Acercarse hasta el borde como marca la ruta, hay que tener mucho cuidado los días especialmente ventosos, ya que puede resultar peligroso.

El irse acercando hasta casi el borde impresiona bastante, unas vistas de La Gomera, que en días despejados, nos da la sensación de estar más cerca de lo normal con respecto a nuestro punto. Además, el mar que nos separa, por lo general suele estar siempre «plato» y de un azul intenso.







Un recorrido bastante fácil, casi sin desniveles reseñables y donde solamente el momento de recorrer el borde del acantilado puede entrañar algún peligro para gente con vértigo o que no este acostumbrada a estos andurriales. Un recorrido por caminos tradicionales que vertebran la zona desde épocas inmemorables, por senderos que nos llevará a disfrutar de la tranquilidad que proporciona el silencio de los paisajes, de las increíbles vistas de barrancos profundos y que además nos permite disfrutar del principal modo de sustento de la zona, el queso de cabra con sus queserías donde podremos comprar tan rico producto.
Perfil de la ruta:

Si te gustaría conocer este lugar y quieres disfrutar de este espectacular sendero que te proponemos, te puedes descargar el track aquí.

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Hola.
Y hablando el otro día de querer ir a Teno y aparece esta ruta.
Habrá que ir entonces!
Muchas gracias y un saludo cordial.
Ana
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Qué casualidad!!! Espero la disfruten!!! 🙂
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Pues sí, la verdad! Muchas gracias 👍
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