Charco del Obispo.

Y es que cuando el día a día te asfixia, que mejor medicína que salir a descubrir, a tratar de conocer sitios nuevos, a enamorarte de nuevo, pero de rincones que existen en tu Isla.

El Barranco del Obispo, con sus charcos, es de esos sitios que parecen breves en cuanto a distancia, pero que se convierten en intensos… Y es que hay una parte de la Isla que no esta tan descubierta como otras zonas, sin estar masificada y con un silecio sin igual. Por que hay muchas veces que «escuchar» silencio es la mejor medicína.

Recorremos la parte alta de Arico, donde los pinos forman poco a poco un bosque. Donde los barrancos empiezan a tomar su peculiar forma que les da esa «personalidad» que tienen.

Zona de agua, que durante mucho tiempo salio de las entrañas de la tierra, han marcado con diferencia el paisaje para el resto de la vida. Una de estas señales es la tajea por la que comienza nuestro sendero, rebosando de cal a uno y otro lado, por el pasar de un caudal de agua, que aunque a día de hoy es casi excaso, en otra época fue fuente de riqueza para la zona.

Marcas de cal que son visibles incluso desde la costa y que han hecho un paisaje peculiar por alli por donde durante años discurrio el agua.

Con un ascenso mas o menos fuerte en algunos tramos poco a poco se va ganando altura. Vamos cruzando de barranco en barranco para conseguir el mejor de los senderos, sin perder la vista de las altos saltos que hay bajo nuestro camino.

Tras un pateo continuo y tras seguir el camino de la tajea «blanca» llegamos hasta la galeria de donde salio y sale toda este agua. Bonito lugar, que llama la atención las infraestructuras que hay en torno a esta galeria y sus maquinarias, recuerdos de un pasado que estamos dejando perder, y poco a poco se estan expoliando sin saber que fue el esfuerzo de los antepasados que dieron forma a la Isla.

De este punto hacia arriba, comienza los llamados charcos del obispo, espectaculares lugares con agua, que en su época haría el deleite de algun miembro de la iglesia.

Se puede subir por el mismo barranco aunque puede entrañar cierto peligro si no se esta acostumbrado a «risquear» o bien por una pista paralela de fuerte pendiente.

Lugar para disfrutar de las espectaculares formas que durante el tiempo la lluvia ha ido oradando el paisaje.