La Cruz de Tea es un antiguo caserío perteneciente al municipio de Granadilla. Su nombre proviene de su ubicación en un cruce de caminos, y a la existencia en la zona de cruces confeccionadas con tea, madera de pino impregnada de resina. El núcleo surge en torno al camino real de Chasna, que pasa por la zona y comunicaba Granadilla con Vilaflor y la cumbre, apareciendo ya con cierta entidad a mediados del siglo XIX.
Pero verdaderamente lo que destaca de esta población, es su fantástico ambiente campesino, con casas terreras de la época, mezcladas con construcciones mas modernas, y campos de labranza, donde el principal cultivo, la papa, es la tradicional actividad económica de siempre.
Una ruta que nos lleva a conocer, una vez mas esta parte de las medianías del sur de la Isla. Como vivían y como se desarrollaba el día a día de esta gente.
Salimos desde la Iglesia de San Antonio de Padua, en el mismo corazón de Granadilla. Un paseo por las calles del municipio que nos llevará hasta la parte alta, en nuestro camino hacia la Cruz de Tea. Ya desde el primer paso que damos empezamos a ver esa mezcla de lo tradicional con lo actual de hoy. Viviendas con muchos años en sus paredes que nos dejan detalles increíbles de lo que fue un estilo arquitectónico propio de Tenerife. Ventanas con dinteles, puertas, gruesos muros, se alternan hoy en día con otros edificios. Un ejemplo que nos llama la atención es el molino de Santa Lucia, que tras restaurarlo, luce una bonita vista y además nos da una idea de dos cosas. La primera de la importancia que supuso el agua en esta zona y los cereales que se transformaban en estos molinos.
Siguiendo por la calle que nos lleva hasta La Cruz de Tea, vamos viendo las huertas de cultivos típicas del lugar, unas todavía en explotación y otras abandonadas. Las primeras «cruces de tea» van apareciendo a nuestro paso, marcándonos esos cruces de caminos de antaño.
La joya de la corona de esta ruta nos la encontramos llegando al barrio de La Cruz de Tea. Un molino y un horno de brea lucen espectaculares en nuestro camino. Hace aproximadamente un siglo fue la fábrica más importante del lugar. Aquí se elaboraban tejas mediante un proceso que duraba días. Como todo, el paso del tiempo, el horno dejo de usarse y se derrumbó. Gracias a los vecinos en el 2003 que unieron esfuerzo para restaurarlo, y darle otra vez ese esplendor de antaño.
La siguiente parada nos llevará a la ermita del Buen Viaje donde se encuentra la patrona de La Cruz de Tea, hoy también restaurada para el orgullo de todos los vecinos.
Después de estas visitas salimos del núcleo de población, y nos adentramos en el pinar característico de esta zona por un sendero que nos va a llevar a cruzar el cauce que bordea Montaña Colorada, y por donde iniciaremos el camino de descenso entre huertas y cultivos tradicionales. Muchas de estas huertas están construidas en bancales, auténticas obras de arte los muros que las sostienen y que nos dan una idea del esfuerzo y sacrificio por adecentar un terreno tan escarpado.
Uno de los puntos más importante que nos vamos a encontrar, es el Caserío Sobre la Fuente, un conjunto de edificaciones que fue declarado BIC por el Gobierno de Canarias. Es uno de los mejores conservados de la Isla y no solo a lo que respecta a las viviendas, si no también es el reflejo de la vida rural de la época. Este caserío cuenta con muchos de los elementos arquitectónicos de las construcciones canarias de entonces.
Este lugar cuenta con varias viviendas de planta rectangular, cuartos de aperos, generalmente de mampostería, mortero de barro y teja árabe. En sus alrededores hay hornos de secado de fruta y hasta un aljibe. Construcciones que demuestran lo importante que fue este núcleo.
Y como el nombre indica «sobre la fuente» bajaremos por el camino tradicional empedrado, camino de La Fuentilla, hasta la fuente-manantial que da nombre a este lugar. Esta fuente contribuyó a que se asentará el primer poblamiento castellano en la zona y por tanto, el comienzo del desarrollo de Granadilla. Además con este manantial se favoreció anteriormente, la presencia aborigen.
Siguiendo el empedrado tradicional llegamos a Granadilla nuevamente, donde los últimos pasos los daremos por sus calles y disfrutando de un descanso frente a la cruz de la plaza de San Pedro.
Una ruta para saborear lo tradicional, para conocer cómo vivían en el pasado la gente de esta zona y entender lo importante del lugar. Un camino sencillo de recorrer y apto para todos, ya que no entraña ninguna dificultad. Una ruta para disfrutarla en cada paso, sin prisa.
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